23 nov 2011

Tecnocracia encubierta


Después del domingo, y hasta que el nuevo gobierno termine de conformarse, circulan por todos lados rumores sobre los posibles candidatos a ocupar tal o cual cargo. He de decir que nunca me ha gustado esta forma de hacer los gobiernos. Creo que los partidos deberían concurrir a las elecciones con la estructura de gobierno que proponga. Los ministerios que quieran crear, fusionar o desaparecer me parecen de una relevancia vital, así como quién ocupará el cargo de ministro. La viabilidad de esto es complicada en caso de que el gobierno saliente del proceso electoral tenga que ser de coalición, pero en un caso de mayoría absoluta no es tan complicado.
Volviendo al tema, ya hay quien está rellenando quinielas sobre si Gallardón será ministro de esta o la otra cartera, si Soraya (no la cantante) será portavoz de gobierno o vicepresidente primera, si José Manuel Soria (un desconocido para muchos, pero muy conocido en Canarias, donde algunos le apodan el Salmón, como a Calamaro, pero por diferentes razones, o incluso se le endiosa llamándolo Eolo) tendrá la cartera de Fomento, etc. Estas son las quinielas típicas, pero hay algo que me resulta bastante llamativo. Se ha dicho que los ministerios no tendrán que ser ocupados por gente que esté afiliada al PP. Con esta frase abren la puerta a poner a profesionales de determinados sectores en los ministerios estratégicos. Lo peor es que nadie clama al cielo al oír esta frase. Van a ser ministros o ministras personas que no han concurrido a las elecciones y, por tanto, nosotros no hemos votado. Se habla de poner a Rodrigo Rato de ministro de Economía, nada más y nada menos que el presidente de la recién creada Bankia, el cual supongo que sí que seguirá afiliado al PP, pero que no se ha presentado a estas elecciones. Se pretende que este señor sea imparcial, teniendo intereses en la empresa privada, o se pretende que el presidente de un banco recién creado fusionando multitud de cajas de ahorro y que en su puesta de largo ya sufrió un resbalón en bolsa
A mí me parece demencial que mientras se pone el grito en el cielo porque los mercados imponen gobiernos en Grecia o Italia (aunque hay quien no grita por miedo y hay a quien le parezca incluso bien), aquí se permita que sean profesionales los que asuman determinadas carteras sin haber pasado el examen de las urnas, siendo además un examen bien facilito para los alumnos preferidos por los profesores (entiéndase PP y PSOE).
Total, la tecnocracia que no nos viene impuesta nos viene encubierta.

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2 comentarios:

Davide dijo...

Muy buenas,

Comentando lo que está pasando a los dos gobiernos técnicos que comentas (Italia y Gracia), el hecho de poner técnicos en ministerios claves no tiene porque ser malo a priori.
Como para todas las cosas, depende del contexto. Primero contexto legal: un país que tiene en su constitución reglas muy básicas pero efectivas sobre el conflicto de intereses (Dinamarca y Alemania para hacer dos ejemplos) se pueden permitir tener a perfiles más bien técnicos en sus ministerios clave sin miedo a caer en trampas de corrupción y favoritismo varios.

Con estas premisas, tener unos técnicos en algunos sectores clave puede ser incluso positivo. Pues es innegable que al tener un background profesional en un ámbito especifico conocen de cerca las problemáticas y tienen mayor capacidad de poner soluciones.

Dicho esto, en los países que no tienen una legislación tan avanzada (pues España e Italia, como siempre) y sobretodo no quieren perder la decisión popular establecida con las elecciones, tiene más sentido poner en ministerios personalidades políticas elegidas democráticamente pero con segundos cargos ministeriales delegados a técnicos.
De esta manera se conserva el poder político en cada ministerio, delegando las operaciones más prácticas al delegado técnico.
Manteniendo la elección democrática se mejora la capacidad de gestión en sectores muy cerrados y con barreras de entrada (me parece lógico que un médico o profesional sanitario tenga mejor conocimiento de las dinámicas del sistema sanitario que un político. Lo mismo se puede decir para la mayoría de los ministerios).

Un saludo,

Davide

Ale dijo...

Estoy en parte de acuerdo contigo. En determinados ámbitos hay profesionales que pueden desempeñar mejor esas funciones. Pero me preocupa que tal responsabilidad sea seleccionada deliberadamente a posteriori. No vería ningún problema si los partidos que se presentan dijeran antes de las votaciones, bien claro, cuáles son sus propuestas para colocar en los ministerios. Además, no debería haber una "profesión política". Dentro de un partido hay gran cantidad de gente con formación muy diferente. Dudo mucho yo que no haya en el PP un economista que pudiese haber ido en lista y someterse también al examen "democrático".
Por otro lado, como tú dices Davide, también tenemos el problema de la legislación sobre los posibles conflictos de intereses. Una lástima.
Gracias por leer y por comentar.

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